Oración Contra Los Enemigos: Para Alejarlos, Dominarlos y Más

Señor Todopoderoso, tú que combates el mal y castigas a las malas personas, aparta a mis enemigos para que pueda gozar de una vida mejor.

No permitas que se acerquen ni me causen dolor. Hazlos reflexionar sobre sus actos para que comprendan que están haciendo el mal y se vayan de mi alrededor.

Aléjame de cualquier persona que esté poseída por la envidia, el odio o el orgullo. Asimismo, conviértete en mi armadura e impide que sea víctima de los malos deseos.

Padre Supremo, protégeme de las malas acciones de mis enemigos y cúbreme con tu sagrado escudo para que las desgracias no me sometan. Amén.

Venerable Santa Marta, hoy vengo ante ti para pedir que domines a mis enemigos y expulses el mal de su interior. No dejes que sus malas acciones me sigan afectando.

Hazlos reflexionar para que comprendan que el odio y la envidia no conducen a nada bueno. Que el amor sea lo único que esté presente en sus corazones.

Controla su mente y no dejes que los malos pensamientos los sigan asfixiando. Permite que se conviertan en unas buenas personas.

Santa Marta, virgen bendita, domina a mis enemigos para que no puedan hacerme daño ni me causen dolor. En tus manos encomiendo mi seguridad y serenidad. Amén.

Dios mío, Dios mío, en esta ocasión te busco para pedirte humildemente que alejes a todos mis enemigos, en especial los ocultos, que tanto daño me hacen.

Protégeme de los enemigos visibles e invisibles; no dejes que su maldad me someta. Haz que se arrepientan de sus actos y se alejen de mi vida.

Purifícame de todo mal y aparta de mi entorno cualquier desgracia o calamidad. Líbrame de los toda clase de enemigos que busquen generar sufrimiento.

Señor, en tus manos encomiendo mi bienestar y tranquilidad, sabiendo que me cuidarás de todo mal y peligro. Amén.

¡Oh! San Miguel Arcángel, vengo ante ti para implorar que me ayudes a vencer a todos mis enemigos, en especial los del trabajo, ya que no me dejan alcanzar la prosperidad.

Tú que eres el líder del ejército de Dios, defiéndeme de cualquier enemigo que me quiera lastimar. Conviértete en mi fiel protector y llévame hacia la bienaventuranza.

Expulsa los espíritus malignos que se encuentran a mi alrededor y pretenden hacerme caer en la perdición. No dejes que sus malas intenciones me aflijan.

¡Oh! Arcángel del Señor, acompáñame en todo momento para que las malas acciones de los demás no me desvíen del camino de Dios. Amén.

Admirable San Marcos de León, tú que dominas a las bestias y amansas a los leones, ten piedad de mí y ayúdame a controlar a mis enemigos.

Amansa a los enemigos que se encuentran a mi alrededor, ya sean visibles o invisibles. Permite que las malas intenciones se alejen de sus mentes.

Domina a mis enemigos para que caigan rendidos ante mí y renuncien a hacerme el mal. De igual manera, purifica su corazón, tan agobiado por la envidia y el rencor.

Glorioso San Marcos, escúchame y no me desampares; amansa a mis enemigos y protégeme de todo mal y peligro. Amén.

Padre Celestial, tú que todo lo ves y todo lo sabes, comprendes que la maldad no me deja progresar. Por eso, te ruego que alejes a todos mis enemigos.

Ellos se encuentran poseídos por la envidia y no logran razonar. Dales claridad y llévalos por el camino de la paz para que no vuelvan a actuar mal.

Protégeme de sus malas acciones y no dejes que sea víctima de las maldiciones. Cúbreme con tu sagrado manto y lléname de buenas sensaciones.

Señor, líbrame de mis enemigos y no me dejes caer en la tentación. Permite que la prosperidad y la serenidad me acompañen. Por los siglos de los siglos. Amén.