Oración Para Tranquilizar: La Ansiedad, Nervios, Una Persona y Más

Dios mío, en esta ocasión te busco para pedirte que tranquilices a (nombre de la persona), pues la desesperación no lo deja descansar en paz.

Derrota a las fuerzas malignas que controlan su espíritu; llénalo de amor y alegría para que logre superar esta época de penurias y desgracias.

Haz que el odio, la furia y la agresividad abandonen su mente para que los buenos sentimientos regresen y vuelva a ser la persona feliz y plena que era antes de la tormenta.

Señor, no olvides tranquilizar a tu querido hijo, porque él en el fondo es una buena persona, pero se encuentra poseído por los malos pensamientos. Amén.

Señor Todopoderoso, me remito a tu misericordia en búsqueda de serenidad y sosiego. Tú que todo lo sabes y todo lo ves, comprendes que la ansiedad me ha estado acorralando.

Los problemas y las indecisiones me persiguen e impiden que respire con tranquilidad; pero sé que a tu lado todo eso se solucionará.

Mi corazón se encuentra triste y agobiado; mientras que mi mente desesperada y perdida. Por eso, recurro a ti, Dios de Abraham, porque sé que tú me salvarás.

Padre Celestial, ilumíname para que logre resolver todas las dudas e incertidumbres que acechan mi mente y solo me generan angustia y desazón. Amén.

¡Oh! Glorioso San Miguel Arcángel, líder del ejército de Dios, ayúdame a calmar la ira y la rabia que poseen el alma de (nombre de la persona).

Tú siempre has vencido al mal en todas sus formas, por lo que tengo la certeza de que vencerás a ese enemigo invisible y peligroso que solo genera resentimiento.

Haz que reflexione sobre su conducta y se reencuentre con el Señor. Protégelo de todo mal y peligro para que no vuelva a ser víctima del pecado.

¡Oh! Bendito ángel de Dios, muéstrale el camino hacia la serenidad y la tranquilidad para que los malos pensamientos abandonen su mente y espíritu. Amén.

San José de Nazaret, esposo de María y padre putativo de Jesús, Dios te encomendó la difícil tarea de sostener y proteger a la Sagrada Familia y tú jamás lo decepcionaste.

Hoy vengo a rogarte piedad y misericordia por mi esposo, quien se encuentra poseído por la ira y el desenfreno.

Él es un hombre justo y noble, pero las malas influencias han provocado que tenga un mal carácter conmigo y sus hijos. Pero yo confío en que tú le darás la luz necesaria para que salga de la oscuridad.

¡Oh! San José, haz que mi esposo reflexione y vuelva a ser un hombre amoroso y respetuoso. Amén.

Espíritu Santo, quiero pedirte de manera humilde que tranquilices mi alma, pues se encuentra angustiada, maltratada y sin fuerzas. Las nubes negras se ciernen sobre mí y no me permiten estar en tranquilidad.

Te imploro que me regales el don de la sabiduría para encontrar el camino correcto y superar este sufrimiento que se apodera de mi alma.

Otórgame el don de la fortaleza y podré salir triunfante del horrible y cruel valle de la desesperación y la tristeza.

Ven, Espíritu de Dios y bríndame una luz de esperanza para alcanzar a tranquilidad y la calma que deseo. No me desampares, te lo pido de corazón. Amén.

¡Oh! Señor Dios, te pido que calmes a (nombre de la persona), pues la ira, la desesperación y el desenfreno no permiten que encuentre la serenidad.

Concédele la paz y disipa cualquier sentimiento negativo que esté controlando su mente y espíritu en este momento.

No permitas que el demonio lo lleve por el sendero del rencor y el odio, pues él es una persona pura e inocente que no merece ser víctima de la ansiedad.

Acuérdate de tu amado hijo y no permitas que el mal continúe arruinando su vida. Haz que regrese a tu lado para que encuentre de nuevo el sosiego y la felicidad. Amén.

Alabado Jesús de Nazaret, te suplico que calmes el dolor y la angustia que me invaden en este momento, porque solo tú comprendes las causas de este sufrimiento.

Toca mi corazón con tu mano poderosa para que se libere de todo temor y preocupación que lo esté afligiendo. Sáname del martirio y el tormento que me producen tanto miedo.

Acompáñame hoy y siempre para que no vuelva a ceder ante la debilidad y en caso de que eso suceda, sálvame de inmediato como lo hacías con los menos favorecidos.

Señor Jesús, dame la fortaleza suficiente para superar esta terrible tristeza que solo me genera desesperación. En ti confío. Amén.

Santa María, madre de Dios y madre nuestra, tú que siempre protegiste a Jesús y lo acompañaste hasta su muerte, ayúdame, por favor.

Hoy quiero hablarte de madre a madre, pues tú más que nadie entiendes mis preocupaciones y sabes que mi hijo está poseído por el odio y la rebeldía.

Haz que mi hijo reflexione sobre sus actos y se arrepienta de todo lo malo que ha hecho. Permite que encuentre la tranquilidad y la paz que tanto necesita.

Amada Virgen, intercede por el bienestar de mi hijo ante Dios Padre para que se tranquilice y pueda recuperar el amor y la felicidad que lo caracterizan. Amén.

Querido Jesús, que naciste en un humilde pesebre para enseñarnos la importancia de amar y perdonar a nuestros hermanos, ayúdanos a calmar la tormenta que agobia nuestra existencia.

Haz que reine la paz y la tranquilidad por encima de la destrucción y la ansiedad. Ilumina nuestra vida para que salgamos victoriosos de la ira y la tristeza.

Perdona nuestros pecados y líbranos de todo mal y peligro que desee hacernos daño. No nos dejes caer en la tentación.

¡Oh! Sagrado Jesús, que resucitaste al tercer día triunfante de entre los muertos, sálvanos de esta fuerte tempestad por la que estamos atravesando. Hágase tu voluntad. Amén.

Señor Todopoderoso, perdóname por buscarte únicamente cuando tengo problemas, pero sé que tú comprendes que la ansiedad y la angustia me atormentan.

Te quiero agradecer por todos los favores que me has concedido a lo largo de la vida, porque gracias a ti he logrado conseguir todo lo que tengo.

Hoy te suplico que me mires con piedad para que logre solucionar cada uno de los problemas que me generan desesperación e impiden que descanse en paz.

Padre, en tus manos encomiendo todas mis dificultades y penurias, sabiendo que no me vas a ignorar, porque tú siempre ayudas a tus hijos sin importar el momento o la necesidad. Amén.