Oración A San Ramón: Para Callar Bocas, Chismes, Habladurías y Más

Admirable San Ramón Nonato, quiero pedirte que calles la boca de todas las personas que hablan mal de mí y solo levantan falsas acusaciones en mi contra.

Los infieles te condenaron a llevar un candado para no escuchar tus bellas predicaciones. Ahora, yo te suplico que hagas lo mismo con las personas que inventan chismes para afectarme.

Coloca un candado en la boca de todos aquellos que hablan mal de mí y no permitas que lo sigan haciendo.

Haz que pueda vivir en paz y tranquilidad sin que las falsas acusaciones o los chismes me atormenten. En tus manos encomiendo mi serenidad. Amén.

¡Oh! San Ramón Nonato, tú que fuiste condenado a llevar un candado en la boca por predicar la palabra de Dios, ayúdame a callar las bocas de todos aquellos que hablan mal de mí.

Termina con las habladurías y los chismes de las personas que me odian, porque su único propósito es verme infeliz.

No dejes que sus bocas sigan diciendo chismes para afectar mi vida y humillarme, pues tú sabes que lo que dicen no es cierto.

¡Oh! Amado santo del Señor, calla la boca de las personas que levantan falsas acusaciones en mi contra. Permite que pueda tener una vida tranquila y serena. Amén.

Bondadoso San Ramón Nonato, santo patrono de las embarazadas, hoy vengo ante ti para suplicar que derrames tu misericordia sobre mi vientre.

Comprendes que mi mayor deseo en este momento es concebir un hijo, porque quiero formar un hogar lleno de amor y, ante todo, fe en el Señor.

Solo tú sabes el tiempo que llevo buscando quedar embarazada sin éxito. Por eso, te imploro que me ayudes, porque confío en tu bondad y piedad.

San Ramón, escucha mi petición y concédeme la gracia de quedar embarazada, pues nunca se ha oído que hayas ignorado las súplicas de tus devotas. Amén.

Alabado San Ramón, quiero implorarte que me bendigas para que el amor siempre esté presente en mi vida. No permitas que la infelicidad me someta.

Apiádate de mi humilde corazón, tan golpeado por la desesperanza, el sufrimiento y la desesperación. No me desampares, por favor.

Ayúdame a encontrar esa persona especial que el Señor ha elegido para mí y regálame tu protección para que esa unión sea afortunada.

¡Oh! Santo de Dios, sálvame de las garras de la soledad y la tristeza. Haz que el amor verdadero llegue a mi vida y aléjame de los sentimientos negativos. Amén.

Venerable santo de Dios, salvador de católicos y guía de los perdidos, a tu bondad yo me remito en búsqueda de (nombrar el favor).

Tú sabes que no estoy pasando por un buen momento, ya que las dificultades y las angustias me acosan. Pero contigo a mi lado, eso no volverá a suceder.

Bríndame tu sagrado auxilio y concédeme el favor que con tanta fe y humildad te solicito, puesto que yo confío plenamente en tu caridad.

Amado San Ramón Nonato, ilumíname para que pueda solucionar todos mis problemas y no me desampares ni de día ni de noche. Amén.

Amado San Ramón Nonato, patrón de los partos y las matronas, te pido que ilumines a mi bebé para que nazca sin ninguna complicación.

Dios me regaló la gracia de quedar embarazada, por lo que ahora te suplico a ti que me auxilies para tener un parto exitoso.

Bendíceme para que tenga un buen parto y mi pequeño nazca sano y fuerte. Impide que sea víctima de alguna dificultad o enfermedad.

San Ramón, ayúdame a tener un feliz parto y colma de bendiciones a este niño que está por nacer para que goce de una vida bienaventurada. Amén.

San Ramón, hoy te invoco para solicitar que me ilumines y, así, pueda salir de la tempestad que afecta mi vida. Dame una luz de esperanza para encontrar el camino indicado hacia la prosperidad.

Rompe las barreras que me someten y aparta los obstáculos que me impiden progresar. Conviértete en mi guía durante los momentos de adversidad.

Libérame de los miedos y las angustias. Líbrame de las habladurías y las malas lenguas. Sálvame de la miseria y la pobreza espiritual y económica.

En tus manos encomiendo mi bienestar, porque sé que me bendecirás y abrirás los caminos que se encuentran cerrados. Amén.

¡Oh! San Ramón, tú que fuiste elegido por Dios para rescatar a sus hijos e incluso te sacrificaste por uno de ellos, socórreme y calla la boca de mis enemigos.

Su mente es malvada y siempre buscan la manera de perjudicarme, pero sé que tú me salvarás.

Haz que reflexionen sobre sus actos y se arrepientan para que no vuelvan a levantar falsas acusaciones en mi contra. Libera sus mentes del odio, la envidia y, sobre todo, la maldad, que tanto daño les hace y no les permite ver ni pensar con claridad.

Venerable santo, confío en que me escucharás y no dejarás que nadie hable mal de mí. Amén.