Oración Milagrosa: y Poderosa, Católica, Para La Salud y Más

Dios mío, en tu gloria elevo esta oración solicitando que me perdones por todas las ofensas y pecados que cometo a diario.

Padre, sabes que las tentaciones siempre están presentes, por eso te pido no me dejes caer, pues yo soy tu cordero y tú mi pastor.

Indícame el camino correcto para alcanzar la salvación y poder disfrutar de tu Reino. Alabado seas mi Señor, porque sin ti no podré alcanzar la felicidad.

Jamás me desampares, por favor. Contigo encuentro la fuerza y resistencia para continuar. 

Dios mío, bendíceme. Amén.

Sagrada Virgen María, cúbreme con tu medalla milagrosa de todo mal y peligro que se presente en mi vida. 

Siembra amor y alegría en el corazón de mis enemigos para evitar que la envidia y la codicia logren cegar sus ojos.

Medalla milagrosa de la Virgen, no me desampares; acompáñame, por favor en los momentos más difíciles.

Santa María, Madre de Dios, intercede por mí ante nuestro Señor y perdona los pecados cometidos.

Que tu medalla milagrosa me ilumine y cumpla mis mayores deseos incluso los que son imposibles, pues tu poder no conoce límites.

¡Oh! Santa medalla de María, protégeme de todo mal por los siglos de los siglos. Amén.

Jesús Todopoderoso que te encuentras en los Cielos, te amo profundamente y jamás dejaré de creer en tu poder celestial.

Ten piedad de mí, Jesús. Nunca dejes que el mal entre en mi cuerpo en forma de enfermedad o alguna catástrofe me afecte. Tú sabes que mi salud es lo más importante.

Señor Jesús, tú que a lo largo de tu vida en la Tierra sanaste muchos enfermos y les diste una nueva oportunidad, no me abandones. 

Dame protección y bendice mi vida, porque yo prometo nunca negarte y ser fiel a ti, mi querido Jesús. Siempre cuida de mi salud, Señor. Amén.

¡Oh! Padre mío, ilumina mi camino y termina con la maldad que me atormenta. Tú que enviaste a tu hijo para redimir nuestros pecados, ten piedad de mí.

Acompáñame señor, porque sin ti soy débil e infeliz. Trae a mi vida la luz más pura y nunca te apartes de mi lado, pues tu compañía es lo único que necesito.

¡Oh! Padre mío, ten compasión de este pobre pecador, quien nunca ha querido ofenderte. Dios, ten misericordia de mí, por favor.

Guía mi camino y no me desampares Señor, así como no lo hiciste con Daniel cuando fue encerrado con los leones. Así sea por los siglos de los siglos. Amén.

Dios mío que estás en los cielos y siempre me proteges con tu ejército de ángeles, bríndame tu mano misericordiosa y no me abandones en los momentos complicados.

Santo Padre, ten piedad de mí y ayúdame en este momento, porque tú sabes que todo lo que pido no es para hacerle el mal a los demás.

Señor, comprendes que necesito que se cumpla (el caso imposible), pues es de vital importancia para mí. Te lo suplico de todo corazón.

Yo te juro que tendré gratitud eterna hacia ti, Creador de todo lo existente. No me abandones, santo Padre. Amén.

Querido Santo Padre, tú que lo ves todo, lo escuchas todo, lo sabes todo, ayúdame en mi propósito de encontrar el amor indicado para mí y mantennos juntos por el resto de la eternidad.

Señor, comprendes que he buscado el amor durante un largo tiempo sin tener éxito. Por eso, hoy me postro a tus pies con la esperanza de que me iluminarás.

¡Oh! Dios mío, ¡oh! Dios mío, santificado sea tu nombre, porque para mí tú lo eres todo y sé que nunca me vas a defraudar.

Por favor bendíceme y jamás me desampares, pues sabes que mi corazón es completamente puro y su único anhelo es brindar amor. Amén.

Virgen María, madre mía, hoy te pido que por tu medalla milagrosa me cumplas el favor que tú ya conoces.

Sagrada madre, tú que reinas en el Cielo, intercede por mí ante nuestro Señor y permite que se me conceda ese deseo que tanto he buscado.

Tu medalla milagrosa es lo único que me garantiza que el favor que tanto anhelo se cumpla, pues tu poder es infinito ya que proviene del Señor mi Dios.

Bendita seas entre todas las mujeres, santa y bondadosa madre que siempre te preocupas por mi bienestar. 

Virgen María, alabado sea tu nombre por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, deseo que me des tu sagrada bendición y me favorezcas de todo mal. Atrae la prosperidad y abundancia a mi entorno y perdona mis ofensas.

Bendita Trinidad, combate el mal en mi nombre, ya que yo solamente soy un cordero del rebaño y tú mi sagrado pastor, quien me cuida de las adversidades.

Purifica mi espíritu y no me dejes caer en la tentación. Santísima Trinidad te ruego que limpies mi alma para que tenga asegurada la entrada al Reino del Señor.

Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, no me desampares, porque para mí eres el principio y fin de todo. Amén.

Dios Padre que siempre me acompañas en todo momento, te agradezco de todo corazón por todos los favores recibidos,

Siempre he sido fiel a ti y mi devoción jamás desaparecerá, pues para mí lo representas todo.

¡Oh! Señor mío, guía mi camino como lo has hecho hasta el momento y regalame las bendiciones que tú consideres.

Santo Padre, santificado sea tu nombre, que con tu ejército de ángeles siempre me proteges de todo peligro.

Perdona mis ofensas y pecados, pues tú sabes que la maldad se encuentra siempre al acecho. Pero tengo la seguridad de que con tu compañía no caeré en las tentaciones.

Líbrame de todo mal Dios mío. Amén.

Alabado y santificado seas Padre nuestro que siempre estás cuidando de tus hijos y jamás los dejas solos.

Bendice mi vida y no permitas que la tristeza, la desesperación o la depresión la consuma, pues con tu compañía solamente el amor y la esperanza estarán presentes.

Mi Señor, sabes que la tristeza y la depresión me han llevado a cometer pecados que te ofenden. Es por eso que te suplico termines con esos malos pensamientos.

Te ruego que me tomes con tu mano poderosa y nunca vuelvas a soltarme, pues contigo encontraré la felicidad verdadera. Amén.

Señor Jesús, tú que a lo largo de la vida hiciste posible lo que parecía imposible, curaste a los enfermos, transformaste el agua en vino, caminaste en el agua. No me desampares, te lo ruego.

Tú que eres un ser omnipresente sabes que no estoy pasando por una buena época. Por eso te imploro alejes de mi alrededor todo lo malo y lo que no me deja progresar.

Atrae a mi vida la abundancia y riqueza que tanto necesito. ¡Oh! Jesús mío, cumple este milagro que te pido humildemente.

Siempre creeré en ti, porque eres un único Dios. No me desampares, por favor. Amén.