Oración De Liberación: Cristiana, y Protección, Católica y Más

Señor Jesucristo, naciste para salvarnos del pecado y enseñarnos lo importante que es amar a nuestro prójimo. Tú siempre nos defiendes de la maldad y jamás permites que seamos víctimas de las desgracias.

Hoy te ruego que me liberes de todo mal y peligro que atormente mi vida. Haz que únicamente el amor y la esperanza guíen mi camino hacia la gloria de Dios.

Libérame del odio, la tristeza y el egoísmo que mantienen prisionero a mi corazón y me lleven hacia el sendero de la devastación.

Amado Jesús, líbrame de todo mal y no permitas que sea seducido/seducida por las dulces tentaciones. Amén.

Dios mío, tú que nunca desamparas a tus hijos, ruego que me liberes de los malos deseos de mis enemigos. Solamente coloca abundancia y prosperidad en mi camino, por favor.

Toma mi mano y llévame hacia la fortuna, pues contigo a mi lado todo rastro de maldad se irá al instante. Con tu compañía nunca me faltará la paz y la felicidad.

Limpia mi espíritu de todas las impurezas fruto de los pecados. Otórgame sabiduría para que los malos pensamientos no me guíen hacia la miseria. Blinda mi corazón para que el odio y la envidia no me persigan. Amén.

Padre Celestial, te agradezco por siempre estar dispuesto a escuchar mis súplicas. Vengo a pedirte que protejas a mis hijos para que nada malo les suceda y solo haya felicidad y armonía en su camino hacia la eternidad.

Envía a tus poderosos ángeles para que los protejan a diario de todo mal y peligro. No permitas que las malas influencias los convenzan de andar en malos pasos.

Conviértelos en unos fieles creyentes de tu Reino para que los demonios de Satanás nunca intenten tomar posesión de sus almas. Elimina de su pensamiento toda clase de ideas que vayan en contra de tus mandamientos. Amén.

Señor Jesucristo, te hiciste hombre para liberarnos del mal y demostrarnos que los designios de Dios son más poderosos que los deseos de Satanás.

Liberaste a los endemoniados, curaste a los enfermos, resucitaste a los muertos, protegiste a los indefensos, guiaste a los perdidos.

Te ruego que liberes mi espíritu de cualquier impureza que lo esté atormentando.

Imploro que liberes mi corazón de los malos sentimientos que me llevan a la miseria y la escasez.

Suplico que liberes mi mente de la maldad para que no caiga en las tentaciones que rondan mi alrededor.

Jesús mío, yo confío en ti, porque tú puedes liberarme de todo el mal que me impide progresar. Amén.

Santa María, madre de Dios, pido que me liberes de todo lo malo que no me permite estar bajo la gracia del Señor. Derrota a los enviados del Maligno para que no caiga en sus tentaciones.

Líbrame del mal, señora misericordiosa, porque yo quiero estar bendecido/bendecida por Dios para alcanzar la felicidad eterna. Haz que todo lo negativo se transforme en paz y armonía.

Tú eres la madre de Dios, por lo que te suplico que intercedas por mí ante Él para que la maldad que acecha mi espíritu no regrese nunca más. Amén.

Dios Padre, te rezo con la convicción de que mediante tu ayuda todos los espíritus malignos se marcharán de mi entorno. Imploro que liberes mi alma del odio, la envidia, la soberbia y demás sentimientos negativos que me impiden progresar.

Señor, me darás la luz necesaria para terminar con la oscuridad que nubla mi vida. Cuando el miedo y la angustia intenten invadir mi tranquilidad, tú inmediatamente me vas a favorecer con esperanza y amor.

Bríndame la paz de estar bajo tu amparo para que los demonios que me acechan jamás cumplan su cometido. Amén.

¡Oh! Toda la maldad que está arruinando mi entorno acabará aquí y ahora. Mi fe y convicción serán más fuertes que la desgracia y la desesperación.

Ningún espíritu maligno tomará posesión de mi alma, porque se mantendrá pura y sana. Nada podrá confundir a mi mente, pues no sucumbirá ante la debilidad. Los malos sentimientos no se apoderarán de mi corazón, ya que el amor y la esperanza lo impedirán.

Los demonios que atormentan mi existencia se irán ahora mismo y no regresarán jamás, porque a mi alrededor habrá un escudo que me protegerá.

¡Oh! Mi espíritu, mente y corazón estarán alejados de cualquier tentación y solamente le darán paso a la fortuna y la prosperidad. Amén.

Señor Todopoderoso, vengo a implorar que libres nuestro hogar de los demonios que lo acechan y no nos dejan encontrar la serenidad.

No permitas que seamos atormentados por ningún espíritu maligno, pues nosotros solo pertenecemos a ti, Padre omnipotente.

Haz que solo haya luz en nuestra casa para que la oscuridad jamás pueda entrar en ella. Te lo suplico, protege nuestro hogar y bendícelo.

Por favor, ruego que haya armonía en nuestra casa para que el rencor no nos agobie.

La paz y la tranquilidad de Dios reinarán en esta casa, porque nosotros estamos bajo la protección de su sagrado ejército de ángeles. Amén.

Dios Todopoderoso, que siempre estás ahí para escucharme y brindarme tu sagrada ayuda, hoy me arrodillo ante ti para pedirte que libres de la lujuria a mi esposo/esposa.

Él/ella ha cometido adulterio, pero sé que tú no permitirás que continúe por el sendero de la perversión y las tinieblas. Iluminalo/iluminala para que reflexione sobre sus actos y regrese a mi lado.

Sus deseos carnales han sido más poderosos que nuestro amor, pero tengo la certeza de que tú no dejarás que eso vuelva a suceder.

¡Oh! Padre misericordioso, purifica su alma y fortalece su pensamiento para que el adulterio nunca más lo/la vuelva a poseer. Amén.

¡Oh! Señor mío, vengo a suplicarte que alejes las tentaciones de mi alrededor. Haz que la lujuria no regrese más, pues me está llevando hacia una vida de pecado y oscuridad.

Tú sabes que las tentaciones siempre están presentes y yo soy muy débil ante el pecado, por lo que te pido fortaleza para que jamás sea seducido/seducida.

Tú siempre has limpiado la impurezas de los fieles afectados por la lujuria, por lo que solicito que no me desampares.

Tampoco permitas que mis seres queridos sean víctimas de la lujuria, pues ellos te aman y jamás querrán ofenderte.

¡Oh! No permitas que las tentaciones sexuales consuman mi existencia. Amén.